martes, 20 de enero de 2009

Todos para todos




Entre el tumulto
entre los suyos [y los de nadie] exclamó:
"Mi sangre es tuya y tu sangre es de todos".

Sacó una daga de su bolso y rasgó uno de sus brazos,
sangre llovía a borbotones.

Uno de los negros mulatos que alimentaban el lugar quedó impresionado ante aquel acto.

El muchacho insistió:
"No ven que nuestra sangre es del mismo color?, mi grito desgarrador en el aire no es sordo a sus almas;
¿No ven que todos sufrimos por igual?
Nuestras diferencias son solo mentales,
todos somos protagonistas de la misma materia, todos somos uno".


La daga cayó.

La sangre cesó de correr, el Sol dijo basta.

Los hombres rodearon al joven, quitáronse sus túnicas, sus cruces, sus collares, sus kipas, sus velos, sus turbantes, sus diferencias.
El color era silencio, el silencio era ruido.
La fuente de vida estaba llena, el alma echaba raíces.

Entre humanos
entre vos y yo...

2 comentarios:

Melita dijo...

eso está terrible
me recuerda a los antiguos cuentos mayas donde t cuentan como nacio el mundo y otras cosas tan lindas como la vida.

Un beso segui asi.
Y más:)

Leililop dijo...

Muy bonito lo que escribís.

Este me gustoo muchisimo.

Saludoss!!


Lei