martes, 3 de marzo de 2009

Stop

Se venció mi piloto automático.
Me venciste.
Dejé de agarrarme, besarme, hablarme, mirarme, tocarme, creerme, callarme, olerme, quererme, cogerme...
y abrí los ojos y quise hacer todo eso con vos.
Pero vos ya habías arrancado, y me habías dejado atrás.
El punto muerto de mi partida será algún día solo un recuerdo, y alguien será mi presente y mi futuro.

Por ahora estoy solo, y soy responsable de todas mis acciones.
La nostalgia que ataca a la noche es gris como Lanús y melancólica como el suicidio de un hipocampo.